El primer texto utilizado en el Instituto provincial de Segunda Enseñanza de Badajoz del que tenemos constancia es el Manual de Historia Natural: obra escrita para uso de los alumnos de la segunda enseñanza en las Universidades, Institutos y Colegios por Manuel María José de Galdo.
Esta obra fue el primer manual de historia natural escrito en castellano y es el texto más demandado a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX para seguir esta disciplina. Fue la obra elegida por muchos catedráticos de instituto en nuestro país para impartir sus clases.
Esta obra fue el primer manual de historia natural escrito en castellano y es el texto más demandado a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX para seguir esta disciplina. Fue la obra elegida por muchos catedráticos de instituto en nuestro país para impartir sus clases.
Esta obra comienza a utilizarse en el curso 1858-1859 (no hemos podido consultar memorias anteriores) y pensamos que se mantiene como texto único hasta el curso 1882-1883. Un recorrido docente de 25 años que se puede seguir en el registro de memorias consultadas*.
* curso 1858-1859 (primera memoria disponible) hasta curso 1866-1867, 1872-1873, 1873-1874, 1874-1875, 1875-1876, 1876-1877, 1877-1878, 1878-1879 y 1880-1881, 1881-1882, 1882-1883. En verde, refrendo en memorias. En naranja, sin referencias a libros de texto en las memorias de esos cursos
La primera edición de esta obra fue publicada en 1948. Le siguieron otras nueve, hasta completar un total de diez ediciones. Las seis primeras sin ilustraciones, a partir de la séptima edición se incluyen figuras, en este caso con 342 grabados intercalados en el texto.
Imagen extraída de: El profesor Manuel Ma José de Galdo y las diez ediciones
En el instituto de Badajoz se podrían haber utilizado las 8 primeras ediciones. A partir de 1865 la referencia sería esa séptima edición, provista de grabados intercalados en el texto.
Portada de la séptima edición del Manual de Historia Natural de Galdo de 1865.
La primera edición ilustrada, con 342 grabados como se puede leer en el anuncio.
El responsable de impartir clases de Historia Natural, utilizando el manual de Galdo durante ese largo período de casi 25 años fue el profesor/catedrático Dº Valeriano Ordoñez de Adrián.
En la actualidad, acostumbrados a la "dictadura de las imágenes", nos resulta muy difícil concebir cómo se impartían esas clases, aún más, cómo esos alumnos eran capaces de retener y procesar toda esa información sin ni siquiera la figura del mineral, la planta o el animal estudiado en su libro de texto.
Evidentemente, la aparición de ilustraciones en los libros de texto supuso una gran ayuda al proceso educativo.Los autores de esos primeros manuales ilustrados asumieron rápido que la presencia de figuras y grabados ayudaba a la comprensión y al conocimiento.
Si tomamos cómo referencia esta séptima edición, la primera ilustrada, del manual de Galdo podemos deducir ese gran paso adelante:
La clasificación zoológica, por ejemplo de las aves, se abordaría más fácilmente
apoyándose en la modesta colección de animales naturalizados.
Se realizarían prácticas de botánica visitando el jardín que, a tal efecto,
se había construido en el curso 1860-61.
Se desvelaban los secretos de la paleontología ayudados por la colección
de 91 fósiles donados por Dº Nicolas Díaz Pérez en 1873
que habían sido expuestos en la Exposición Nacional ese mismo año.
en plena efervescencia del debate entre localizacionistas y holistas, alrededor de 1870-1880.
Nótese en esta séptima edición como el libro se hace más voluminoso, pasa de 485 a 622 páginas, y como el autor, en un esfuerzo de síntesis, remarca lo esencial de cada párrafo impreso en letra cursiva, a modo de resumen.
Analizando los avances fundamentales en las ciencias naturales que tuvieron lugar durante los cuarenta años que transcurrieron desde la primera edición y la última del manual, o sea entre 1849 y 1888, sorprende que en ese manual no quedaran recogidos en ninguna de las ediciones del mismo ni la teoría celular (1838-1839, 1855), ni la teoría de la evolución de las especies por medio de la selección natural (1858).
Como ejemplo, cuando se habla de la formación del globo:
... que como obra del Supremo Hacedor acatamos en ella su infinita sabiduría sin atrevernos a sentar proposición alguna, que demuestre el modo y forma de esta Creación.
En el último párrafo del manual se afirmaba de la primera a la séptima edición:
Sin embargo, Galdo un año antes de fallecer, expresó su convicción darwinista. En 1894 publica la novísima edición de Elementos de Historia Natural donde por primera vez cita a Darwin, y no incluye la concordancia entre la religión y la ciencia en sus contenidos, como había venido haciendo anteriormente.





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